La seguridad vial española se ha visto afectada de forma negativa en los últimos años, dado que el número de coches que más matan en España, los coches de más de diez años, ha aumentado de forma significativa.
La obsolescencia del coche en España
El parque automotor español está obsoleto, el número de vehículos matriculados de más de 15 años, es de 16,2 millones lo que equivale al 44% de los vehículos que circulan por España y los que han cumplido ya los 10 años, elevan el porcentaje al 66%, es decir 22,9 millones de coches.
Según un portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), los coches españoles están muy viejos, la edad promedio de un vehículo español es de casi 13,5 años, muy por encima de la media europea que es de 11,5 años.
En el ejercicio pasado, por cada coche nuevo se vendieron cerca de 1,4 modelos viejos de más de diez años. Así, las vías españolas están llenas de vehículos que se matricularon en 2011 o 2012, e incluso antes. Todos ellos con tecnologías desactualizadas a bordo.
La obsolescencia como sinónimo de riesgo
Los coches viejos son los que tienen mayor siniestralidad. Es así como, la Fundación Línea Directa, en su informe Coches obsoletos, señala que la cifra de accidentes donde resultaron personas heridas de gravedad se ha incrementado del 12% en 2011, al 39% en 2020.
También este informe indica que la probabilidad de tener un accidente letal en un automóvil de más de 10 años es mayor que en uno de los modelos más recientes. En 2011, en el 15% de los accidentes mortales estuvieron implicados coches de más de 15 años y en 2020, el porcentaje aumento a 44%.
Y es que los coches de más de diez años no poseen las condiciones idóneas para proteger a sus pasajeros. Ya que en estos vehículos es común la ausencia airbags, de sistemas de freno de disco, y también, de sistemas de ayuda a la conducción como el control inteligente de velocidad, la frenada de emergencia o el asistente de mantenimiento de carril.
La tecnología de seguridad evita accidentes
La ausencia de tecnologías de seguridad hace que los coches viejos sean los coches que más matan en España. Los coches de más de diez años, carecen de sistemas de seguridad actualizados y eso puede hacer la diferencia para su usuario, entre sobrevivir o no, en un accidente.
Los sistemas de seguridad del automóvil comprenden múltiples elementos que contribuyen a evitar o menguar las consecuencias de un choque o un accidente. Dichos elementos pertenecen a la seguridad activa o pasiva del vehículo.
Entre los elementos de seguridad activa están: los sistemas de frenos, la dirección, la suspensión automática, los neumáticos, la iluminación, los controles de estabilidad y otros sistemas denominados de ayuda al conductor, y su objetivo primordial es prevenir accidentes.
Los elementos de seguridad pasiva por su parte, tienen como función reducir las consecuencias para los pasajeros y el conductor. En caso de producirse un siniestro, entre ellos, está el cinturón de seguridad, los airbags, los reposacabezas, los cristales de seguridad, los pedales y columna de dirección deformables y los sistemas de retención infantil, entre otros.
Políticas para cambiar los coches que más matan en España
A fin de corregir la poca seguridad vial de los coches viejos, la Unión Europea obliga a equipar a los automóviles de más de diez años con elementos de ayuda de conducción y los mismos serán obligatorios en cualquier coche a la venta, a partir del 7 de julio de 2024.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales y del sector automotriz europeo, no se vislumbra en el área una solución a corto plazo, al problema de los coches que más matan en España. Sobre todo, con el desplome del mercado en un 35% en los últimos tres años.
Por otra parte, los convenios realizados con la Unión Europea para el rejuvenecimiento del parque automotor y la renovación del mismo, con coches eléctricos, que contribuirán a reducir la contaminación, eliminar los coches que más matan en España y mejorar la conducción, no se han consolidado a raíz de la pandemia, la crisis de suministros y la incertidumbre económica.
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